Fármacos antimicóticos.

Los fármacos antimicóticos son utilizados para tratar infecciones causadas por hongos. Existen dos grandes grupos de fármacos antifúngicos: los antibióticos antimicóticos y los antifúngicos sintéticos. Los antibióticos antimicóticos son sustancias naturales que son eficaces para impedir la proliferación de hongos. Los antifúngicos sintéticos se dividen en varios grupos, como los azoles, los polienos, las alilaminas y las equinocandinas. Los azoles son los fármacos más utilizados en clínica y bloquean la síntesis del ergosterol, un componente importante de la membrana de las células micóticas. Los polienos, como la anfotericina B y la nistatina, actúan en la membrana citoplasmática del hongo. Las alilaminas, como la terbinafina, también bloquean la síntesis de ergosterol. Las equinocandinas son la anidulafungina, la caspofungina y la micafungina, y actúan inhibiendo la síntesis de la pared celular del hongo. Los fármacos antimicóticos pueden administrarse por vía oral, tópica o intravenosa, dependiendo del tipo de infección. Es importante destacar que el uso excesivo e inadecuado de los fármacos antimicóticos puede llevar a la resistencia fúngica, lo que dificulta el tratamiento de infecciones en el futuro. Por lo tanto, es fundamental seguir las indicaciones del médico y tomar los fármacos solo cuando sean necesarios y según las dosis y duración prescritas.

  • Concepto: Los fármacos antimicóticos se utilizan para tratar infecciones causadas por hongos.
  • Usos: Se utilizan en infecciones fúngicas como candidiasis, tiña, aspergilosis, entre otras.
  • Ejemplos: Fluconazol, clotrimazol, anfotericina B, entre otros.

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